Su rol en enfermedades cardíacas, metabólicas y cerebrales

¿Qué es la medicina del estilo de vida?

Una promesa para abordar a la mayoría de los factores de riesgo modificables de diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, y deterioro cognitivo

Aspectos destacados

  • Las enfermedades crónicas no transmisibles (específicamente la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades cerebrovasculares (accidente cerebrovascular y deterioro cognitivo vascular) tienen consecuencias significativas y negativas para las personas, los sistemas de atención de salud y las economías de todo el mundo. Las enfermedades crónicas no transmisibles comparten factores de riesgo modificables (FRM) comunes, como hipertensión, hiperlipidemia, tabaquismo, mala alimentación y escasa actividad física; siendo la hipertensión la FRM más prevalente.
     
  • La mayoría de los FRM pueden abordarse con éxito a través de la medicina del estilo de vida, que es una especialidad médica basada en evidencia que aborda las causas subyacentes de las enfermedades crónicas a través de su enfoque preventivo primario, secundario y terciario.
     
  • La medicina del estilo de vida comprende 6 pilares: nutrición, actividad física, salud del sueño, reducción del estrés, conexiones sociales y uso de sustancias. Abordar los hábitos y factores del estilo de vida a través de estos pilares tiene el potencial de abordar y reducir las factores de riesgo modificables (FRM), lo que puede moderar la carga global de morbilidad.
     
  • Es imperativo que los médicos tengan en cuenta las circunstancias únicas y los aspectos inextricablemente interrelacionados del estilo de vida y los determinantes sociales de la salud en los niveles micro, macro y meso.
     
  • La medicina del estilo de vida tiene el potencial de contribuir a la restauración de la salud modificando los comportamientos que han contribuido a la carga global de enfermedad. La adopción de la medicina del estilo de vida requiere un enfoque multifacético para apoyar este cambio de paradigma y lograr la equidad en salud.

Carga epidemiológica de las enfermedades crónicas

Las enfermedades tienen consecuencias importantes en las personas, los sistemas de atención sanitaria y las economías de todo el mundo, lo que las convierte en un reto, y su prevención y manejo es una prioridad mundial. Las enfermedades crónicas son la principal causa de discapacidad y mortalidad, representando el 74% de las muertes a nivel mundial, y su aumento continúa paralelamente al aumento del gasto en salud. Las enfermedades crónicas son responsables del 90% del gasto anual en atención sanitaria.

Las enfermedades crónicas más comunes son la diabetes mellitus (DM) (96%, DM tipo 2 [DM2]), las enfermedades cardiovasculares (ECV) y las enfermedades cerebrovasculares (accidente cerebrovascular [ACV)] y deterioro cognitivo vascular [DCV)]). A nivel mundial, 1 de cada 3 adultos vive con >1 enfermedad crónica.

Entre 1990 y 2019 casi se duplicaron todas las ECV (por ej., enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad arterial periférica y cardiopatía reumática), la cardiopatía isquémica comprende la mayor parte de las ECV. También aumentó la tendencia global al aumento de la mortalidad. Paralelamente, el ictus y al deterioro cognitivo vascular [DCV)] emergen como importantes desafíos de salud pública mundial. Los ACV representan >40% de los casos.

La carga global de todas las enfermedades neurológicas equivale a 1 ACV cada 3 segundos.

Esto está en conjunción con un aumento dramático de ACV entre los adultos más jóvenes. Es decir, casi el 40% de los ACV ocurren en trabajadores y población de mediana edad (<65 años). Más importante aún, el 50% de las personas con ACV desarrollan algún deterioro cognitivo y cumplen con las definiciones clínicas y radiográficas de DCV (que representa el 30% de todos los diagnósticos de demencia). La presencia de deterioro cognitivo vascular [DCV)] afecta al menos a 1 dominio cognitivo y comprende todo un espectro de patologías cerebrales vasculares (no solo el ACV) que contribuyen a cualquier deterioro cognitivo, desde deterioro cognitivo leve hasta la demencia. La carga de todas enfermedades crónicas mencionadas anteriormente está en un aumento pronunciado, probablemente debido al estilo de vida actual en la sociedad moderna, o la falta de acceso a la atención en el mundo en desarrollo.

La carga global de enfermedades, específicamente para diabetes mellitus (DM), ECV y enfermedad cerebrovascular (ictus y DCV) se atribuye a factores de riesgo modificables (FRM). Aproximadamente el 90% de los ACV, casi el 70% de las enfermedades cardiovasculares, aproximadamente el 70% de las ECV o DM2 y el casi el 40% de las demencias han sido vinculadas a los FRM compartidos. Estos factores son comunes a todos e incluyen hipertensión, hiperlipidemia, hiperglucemia, consumo de alcohol, tabaquismo, mala alimentación y poca actividad física; siendo la hipertensión arterial el factor más importante de todos (40%-60%). Actualmente, la hipertensión arterial, como FRM y enfermedad crónica independiente afecta a mil millones de personas en todo el mundo ; 1 de cada 3 adultos de mediana edad viven con HTA. Se calcula que mundialmente habrá un aumento de aproximadamente el 60% de casos para 2025. Los riesgos de DM, ECV, ACV y DCV son compartidos a través de los FRM, muchos de los cuales pueden ser manejados a través de un enfoque de Medicina del Estilo de Vida (MEV).

Medicina del Estilo de Vida

Definición

La Medicina del Estilo de Vida (MEV), es definida por el American College of Lifestyle Medicine como una especialidad médica que aplica conductas, motivaciones, principios ambientales y clínicos para prevenir, tratar o manejar enfermedades crónicas. Aborda las causas subyacentes de las enfermedades crónicas a través de sus formas primaria y secundaria, y enfoque preventivo terciario; con efectos multiescala directos e indirectos en la salud general, calidad de vida, bienestar y gastos de atención de la salud. Consta de 6 pilares: nutrición, actividad física, salud del sueño, reducción del estrés, conexiones sociales y consumo de sustancias.

Nutrición. La nutrición es un componente fundamental de los hábitos de vida que afectan a la DM, ECV, ACV y DCV. Se estima que la responsable de 1 de cada 5 muertes prematuras en todo el mundo se debe a una dieta subóptima.

Diabetes. Uno de los componentes más esenciales de la terapia de estilo de vida para la DM2 es apoyar a las personas a adoptar una vida sana y una dieta saludable (con restricciones calóricas adecuadas). Como objetivo importante se recomienda una pérdida de peso >10%-15% del peso corporal y la implementación de un enfoque centrado en el peso para el tratamiento de la DM2, con el fin de revertir las anomalías metabólicas subyacentes, mejorar el control glucémico y los factores de riesgo de ECV, y lograr la remisión de la DM2. Esta remisión se define como el retorno de la hemoglobina A1C (HbA1c) a <6,5%, espontáneamente o después de una intervención , con 3 meses sin el consumo de los hipoglucemiantes habituales. En caso de inexactitud o falta de fiabilidad de la A1c, la remisión se puede definir como una glucemia en ayunas <126 mg/dl o una HbA1c estimada <6,5 %, calculada a partir de los valores del monitoreo continuo de la glucosa.

El Diabetes Remission Clinical Trial examinó el efecto de un programa de manejo del peso estructurado e intensivo y lo comparó con el manejo habitual de la DM y la obesidad, que fue aplicado en atención primaria para lograr la remisión de la DM2. Al cabo de 2 años, el 36% de los participantes del grupo de intervención (n=194) permaneció en remisión, experimentó una reducción del 50% del uso de medicamentos para la DM2, y mostró una mayor pérdida de peso con mayores tasas de remisión de la DM2; el 86% de los pacientes con DM2 perdió 15 kg de peso corporal antes de la remisión. El estudio también halló que la proporción de participantes con DM2 que seguían en remisión después de 5 años fue 3 veces más que los del brazo de control y todavía siguen en remisión, con una pérdida de peso promedio a los 5 años de 8,9 kg.

Estilo de vida. La medicina para el tratamiento de la DM enfatiza la incorporación de más nutrientes y fuentes de fibras densas y alimentos como verduras sin almidón, cereales integrales, legumbres, nueces, semillas, con limitación de calorías densas, muy sabrosos, grupos de alimentos pobres en nutrientes como los alimentos ultraprocesados y carnes rojas y procesadas.

Enfermedades cardiovasculares y accidente cerebrovascular

Basado en el Global Burden of CVD de 2022 y el estudio NHLBI (Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre)-Risos Collaboration, se ha establecido que la cardiopatía isquémica representa a la mayoría de las ECV asociadas a los riesgos. En el estudio de cohorte de Framingham, cada porción adicional de alimentos ultraprocesados se asoció con un 5% y un 9% de aumento del riesgo general y mortalidad por ECV, respectivamente.

De todos los FRM, la hipertensión arterial es el riesgo vascular más prevalente para todas las ECV y todas las enfermedades cerebrovasculares. Los patrones dietéticos saludables, como la dieta del Dietary Approaches to Stopping Hypertension, la Dieta Mediterránea y otras dietas basadas en vegetales son prometedoras para reducir ese riesgo, con varios ensayos controlados aleatorizados que confirman la eficacia de las intervenciones dietéticas para la reducción de la presión arterial y el manejo de la hipertensión. Las recomendaciones generales sobre estos patrones dietéticos también incluyen una mayor ingesta de cereales integrales, legumbres, frutas, verduras, pescado, aceites vegetales (de oliva), semillas y nueces y una menor ingesta de productos lácteos bajos en grasa y aves de corral. Todo esto resulta en una dieta con un contenido óptimo de fibras, pero también de macro y micronutrientes (específicamente bajo contenido de sodio por relación al potasio).

En un metanálisis de 30 estudios aleatorizados controlados, la dieta DASH (baja en sodio, alta en potasio, con predominio de alimentos integrales a base de vegetales) redujo considerablemente la presión arterial con efecto neto, tanto en la presión arterial sistólica como en la diastólica (5,5 y 3,0 mm Hg), respectivamente, lo que se logró en la segunda semana de la introducción de la dieta. Cuando se combinó con reducción adicional de sodio (1500 mg/día vs 2300 mg), la dieta DASH se asoció a una reducción más potente de la presión arterial sistólica (aprox. 20 mm Hg).

Aunque el estudio DASH no incluyó resultados de ECV, otros estudios demostraron que la reducción de la presión arterial puede disminuir notablemente el riesgo de enfermedad cardíaca congestiva y ACV. Tales hallazgos son consistentes con un gran metanálisis que también halló una reducción de la presión arterial de solo 10 mm Hg e la presión sistólica y 5 mm Hg en la presión diastólica, asociado con un 41% de reducción del ACV en todos los ensayos: 46% en prevención primaria, 44% en prevención secundaria y 35% en ensayos que incluyeron participantes con antecedentes de enfermedad de las arterias coronarias. Aunque el efecto del bajo nivel de sodio en proporción al potasio puede explicar parte de los efectos de la dieta DASH en la reducción de la presión arterial, otros estudios exploraron estas asociaciones a través del consumo y las medidas de diferentes alimentos.

En el estudio danés sobre dieta, cáncer y salud (N = 53.150 personas), después de un seguimiento de 23 años, los participantes que más consumieron nitratos vegetales (141 mg/día) tuvieron presiones arteriales sistólica y diastólica más bajas. Una ingesta modesta de 60 mg/d (1 taza de vegetales de hojas verdes) se asoció con un 15% y 17% menos de riesgo de ECV y ACV isquémico, respectivamente.

En el ensayo PREDIMED, la Dieta Mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos vs. controles (dieta baja en grasas) se asoció con casi 40% de reducción relativa del riesgo de ACV, mientras que el patrón de consumo de alimentos provegetarianos en comparación con la dieta, incluyendo productos animales, huevos, lácteos o carne, reportó casi el 40% de reducción de la tasa de mortalidad por todas las causas.

Deterioro cognitivo vascular (DCV). Aunque no existen estudios de los efectos de los patrones dietéticos específicamente en el DCV, la evidencia más convincente del efecto de la dieta sobre la mediación vascular del riesgo de demencia proviene de estudios relacionados con el aumento del consumo de alimentos ricos en vitamina E (nueces), que actúan como antioxidantes, pescado, grasas poliinsaturadas, vitamina B12 y folatos, como parte de la Dieta Mediterránea, mostrando una reducción del 20% al 40%  del riesgo de demencia en los cuartiles superiores del consumo de esa dieta. Sin embargo, en una revisión sistemática de 56 estudios aleatorizados controlados, la mayor adherencia a todos los patrones dietéticos ricos en vegetales, como las dietas DASH, Mediterránea y Mediterranean-DASH, Intervention for Neurodegenerative Delay (MIND), se asoció significativamente con menor riesgo de demencia (aprox. 50%). Incluso la adherencia moderada a la dieta MIND redujo un 35% el riesgo de demencia.

Mensaje clave sobre la Medicina del Estilo de Vida y la Nutrición

Actualmente, para prevenir las ECV y los ACV, varias guías importantes para la práctica clínica respaldan la dieta predominantemente rica en vegetales y una ingesta de sodio baja (<2400 mg/día). Sin embargo, disminuir globalmente el consumo de alimentos ultraprocesados es más fácil decirlo que hacerlo sin políticas contundentes de salud pública y esfuerzos intersectoriales sincronizados. Los expertos en promoción de la salud abogan por políticas más amplias basadas en la evidencia, brindando pautas dietéticas más claras, promoviendo el correcto etiquetado de los alimentos, la fiscalización, la restricción de establecimientos de comida rápida cerca de las escuelas y reducción del tamaño y el atractivo de las porciones y paquetes de alimentos, junto con la receta de alimentos frescos para todos.

Las herramientas más eficaces para combatir las enfermedades de carga global (DM, ECV, ACV o DCV) son las estrategias simples y rentables del estilo de vida con implementación de alimentos integrales, con predominio de alimentos ricos en vegetales, junto con el asesoramiento eficaz con especialistas en MEV o nutricionistas . Es muy importante el cambio de comportamiento y el consumo de alimentos dietéticos ricos en vegetales junto con el abordaje de las causas profundas de las enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida.


Actividad física

La actividad física es fundamental para la salud general y la calidad de vida, además de su efecto tan importante en múltiples sistemas de órganos y el riesgo de desarrollar DM, ECV, ACV o DCV. Los efectos directos e indirectos de la actividad física son amplios, complejos y poco comprendidos a nivel molecular. Sin embargo, se han identificado numerosas vías de señalización y moléculas que han sido relacionadas con el ejercicio, denominadas exercinas. Los sistemas inmunitario, nervioso y cardiometabólico producen y son influidos por las exercinas, contribuyendo a la respuesta a la actividad física. Los efectos biológicos de la actividad física varían e incluyen una mejor utilización de la energía, la angiogénesis, la neurogénesis, la función endotelial e inmune, el aumento de la masa muscular esquelética y la mediación en las mitocondrias y la inflamación.

Los beneficios de la actividad física en la prevención primaria y secundaria de DM, ECV, ACV y función cognitiva son innegables.

Diabetes y enfermedades cardiovasculares

 A nivel mundial, el 7,2% de las muertes por ECV se atribuyen a la inactividad física. La inactividad física también afecta sustancialmente el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, ACV, hipertensión arterial y DM2, tanto en personas de países de bajos como de altos ingresos.

Tanto los ejercicios aeróbicos como los de fuerza disminuyen la presión arterial y mejoran los niveles lipídicos. Los beneficios de las intervenciones con ejercicios son comparables a los de la medicación, como se ha observado en la mortalidad, la prevención secundaria de las enfermedades cardíacas, la rehabilitación después del ACV, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca y la prevención de la DM.

Estos hallazgos son consistentes con un estudio meta-epidemiológico de 305 estudios aleatorizados controlados que mostraron que las intervenciones de ejercicio físico eran más efectivas para reducir la mortalidad que la intervención farmacológica en pacientes con ACV, aunque tal efecto no fue significativo para la enfermedad cardíaca congestiva o la prediabetes. Haciendo un cambio de la medicación a los procedimientos médicos, el ejercicio físico ha demostrado ser superior a la intervención coronaria percutánea (ICP) en pacientes con ECV estable.

Un estudio aleatorizado controlado de 12 meses (n=101) que comparó un programa de entrenamiento físico (20 minutos de bicicleta ergométrica diaria) con la ICP en pacientes con enfermedad coronaria estable halló una supervivencia libre de eventos significativamente mayor (88% vs. 70% en el grupo de ICP), aumento del consumo máximo de oxígeno y menor costo, en los que siguieron un programa de entrenamiento físico en comparación con la intervención coronaria percutánea (ICP) .

Accidente cerebrovascular o deterioro cognitivo vascular. Se ha demostrado que la participación en cualquier tipo de actividad física no solo reduce el riesgo de AVC sino también la progresión del deterioro cognitivo y la demencia, incluido el DCV.

La actividad física puede mejorar las conexiones neuronales, mantener la plasticidad neuronal y mejorar la liberación de factores neurotróficos.

Aunque aún no se han realizado ensayos aleatorizados controlados, un metaanálisis de 18 cohortes y estudio de 5 casos y controles mostraron que la actividad física moderada a alta se asoció con menor incidencia de ACV y mortalidad (aprox. 30%) mientras que un nivel de actividad física ocupacional elevado redujo el riesgo de ACV en un 43%; los niveles elevados de actividad física en el tiempo libre redujeron el riesgo de ACV en un 20%a 25% en comparación con la inactividad. Hallazgos similares se observaron en una revisión sistemática sobre actividad física y DCV: el efecto general de la actividad física redujo el DCV un 30%; los niveles más elevados de actividad física se asociaron con un riesgo más bajo de DCV a lo largo del tiempo, además de apoyar las recomendaciones de la American Heart Association para la prevención del ictus y el DCV.

Mensaje clave para la Medicina del Estilo de Vida y la actividad física. La actividad física es un enfoque de estilo de vida altamente beneficioso en la prevención, manejo o tratamiento a largo plazo de las enfermedades crónicas como DM, ECV, ACV y DCV. La dosis de la actividad física (frecuencia, intensidad, duración y tipo de actividad) para lograr resultados de salud específicos varía. Actualmente, las guías clínicas recomiendan a los adultos con o sin enfermedad crónica la realización de ≥150-300 min/semana de actividad física de intensidad moderada o 75-150 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa, combinada con ≥2 sesiones de entrenamiento de resistencia por semana. Los adultos mayores también deberían incorporar actividad física que incluya un componente de equilibrio. Los médicos deben fomentar la actividad física en cada visita clínica, con asesoramiento sobre pautas de actividad física y posible derivación a especialistas en rehabilitación o ejercicios dentro de la comunidad, según corresponda.

Salud del sueño

El sueño es un contribuyente integral al metabolismo cardiometabólico y la salud cerebral.

Dormir también es una base para la mejoría general en otros pilares del estilo de vida. La evidencia sobre la salud del sueño y DM, ECV, ACV y DCV están aumentando, y la mayoría de las investigaciones provienen de estudios de observación.

Diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares o deterioro cognitivo vascular. Dormir mal ha sido identificado sistemáticamente como un factor de riesgo para el mal control glucémico en la DM2. La duración total del sueño y la calidad subjetiva del sueño, (medida por el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh ≥6 lo que indica mal sueño), se asociaron significativamente con una HbA1c más elevada. Una revisión de estudios publicados entre 2015 y 2020 también mostró una asociación consistente de la variabilidad del sueño con un aumento del riesgo de adiposidad, desregulación de la glucosa y DM2.

Las perturbaciones del sueño también tienen un efecto negativo sobre las ECV y la salud cardiometabólica. En una revisión sistemática y metanálisis de 15 estudios prospectivos (N =¨474.684), la corta duración del sueño se asoció con mayor riesgo de desarrollar enfermedad coronaria e ictus o muerte. Del mismo modo, un sueño de duración larga también se asoció con mayor riesgo de enfermedad coronaria, ACV y ECV total. Los hallazgos sobre los efectos negativos del sueño sobre el riesgo de DCV también son consistentes con un estudio poblacional en el que se observó que las personas que durmieron <6 horas mostraron mayor riesgo de posible DCV y 30% mayor riesgo de demencia en el futuro, respectivamente.

Mensaje clave de la Medicina del Estilo de Vida y el sueño. La alteración del sueño tiene consecuencias nocivas sobre la DM, las ECV, los ACV o el DCV. Se destaca la importancia de las intervenciones de la MEV y los enfoques preventivos (por ej., higiene del sueño, educación del sueño, técnicas de relajación y terapia cognitivo-conductual) para promover un sueño saludable, específicamente con una duración y calidad que mejoren la salud cardiovascular y los resultados neurocognitivos. La salud del sueño debe ser evaluada durante las visitas clínicas y derivar a la MEV o derivar a un especialista del sueño si está indicado.

Reducción del estrés

El estrés, considerado un problema de salud, es una epidemia del siglo XXI e innegablemente está relacionado con mayor riesgo de DM, ECV, ACV y DCV. El estrés contribuye a la desregulación hormonal, la desadaptación de las vías neuroendócrinas, el aumento del estrés agudo episódico y la vulnerabilidad de la placa, lo que altera la función del sistema inmunológicotodo lo cual causa inflamación crónica, hiperglucemia e hiperlipidemia y, perpetuación de un estilo de vida poco saludableꟷcomer en exceso, fumar y beber.

Diabetes mellitus o enfermedad cardiovascular. Está bien documentado que el estrés ambiental por determinantes sociales de salud (por ej., nivel socioeconómico, nivel de educación, acceso a la atención sanitaria, desiertos alimentarios, falta de espacio exterior seguro para hacer la actividad física, raza, etnia, género u otra minoría y experiencias infantiles adversas) contribuyen a un mayor riesgo de DM2. También se ha descubierto que el estrés crónico y el agotamientoꟷtensión laboral, discordia matrimonial, acontecimientos adversos importantes de la vida, obligación de cuidador, discriminación percibidaꟷcontribuyen a la obesidad, hipertensión, fibrilación auricular, ictus, infarto de miocardio y muerte súbita. El estrés crónico y el agotamiento también conducen a mecanismos deficientes de afrontamiento y comportamientos adversos, como fumar, aumento del consumo de alcohol, falta de sueño y elecciones dietéticas poco saludables (por ej., comer alimentos con elevado contenido de azúcar o grasas) aumentando la tasa de resultados cerebrovasculares y cerebrovasculares adversas y agravando la disglucemia.

Diversos estudios destacan los beneficios en los resultados de la DM y las ECV (incluido el ACV) asociados con las técnicas de reducción del estrés (por ej., meditación, yoga, tai-chi, visualizaciones, respiración lenta modificada y técnicas de relajación muscular progresiva).

Por ejemplo, en un metanálisis de 28 estudios aleatorizados controlados sobre intervenciones mente-cuerpo (por ej., meditación, yoga, qigong, reducción del estrés basada en la atención plena) junto con el tratamiento estándar para la DM para las personas con DM2, hubo una reducción promedio de HbA1c del 0,84% (en comparación con el tratamiento estándar solo); un hallazgo impresionante, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de estos estudios se realizaron en países de ingresos medios más bajos, como India, donde existen factores numerosos y adicionales relacionados con determinantes sociales salud de la estresantes.

De manera similar, en un estudio africano del Programa de Meditación Trascendental se observaron mejoras en los factores de riesgo de ECV y los resultados finales con menor mortalidad en afroamericanos y otras poblaciones. Más concretamente, el programa estuvo asociado con un riesgo relativo del 48% en el compuesto de mortalidad, infarto de miocardio no fatal y ACV no mortal en hombres y mujeres con enfermedad cardíaca congestiva.

Otro estudio aleatorizado controlado de 12 semanas con una intervención de entrenamiento con ejercicios respiratorios dio resultados comparables con disminución significativamente de la frecuencia cardíaca y las presiones arteriales sistólica y diastólica en comparación con el grupo control. Se destaca que el efecto exacto de muchas técnicas reductoras de estrés sobre importantes criterios de valoración de ECV aún requieren más investigación, principalmente porque todos los estudios de estrés y agotamiento se basan en autoinformes y carecen de medidas objetivas.

Accidente cerebrovascular o deterioro cognitivo vascular. Hay pocas investigaciones sobre el papel de los factores de riesgo psicosociales, como el estrés, sobre el riesgo de ACV y DCV. Se ha propuesto que los cambios relacionados con el estrés en los sistemas hormonal e inmunológico pueden provocar degeneración neuronal y desarrollo del deterioro cognitivo. En un estudio longitudinal de 35 años basado en la población se observó una asociación entre el estrés psicológico en mujeres de mediana edad y el desarrollo de demencia más adelante en la vida, específicamente la enfermedad de Alzheimer. En el Copenhague City Heart Study, de 13 años de duración, el elevado nivel de estrés duplicó el riesgo de ACV fatal en comparación con las personas que estaban libres de estrés. Sin embargo, aparte de lo antes mencionado, no se han estudiado intervenciones específicas para reducir el estrés para la prevención primaria del ACV o el DCV.

Mensaje clave sobre Medicina del Estilo de Vida y la reducción del estrés.

Es innegable que el estrés tiene efectos negativos sobre DM, ECV, ACV o el DCV y se destaca la importancia de hacer más estudios sobre la fisiopatología del estrés y el agotamiento pero también sobre las técnicas de manejo, como uno de los componentes de la MEV, para normalizar el manejo del estrés y, por lo tanto, mejorar los hábitos del sueño, el deseo de alcohol, reducir los eventos de ECV y los resultados cardiovasculares neurocognitivos, tanto agudos como a largo plazo. Se sugiere hacer una evaluación del nivel de estrés durante la visita al consultorio, incluso en las formas más simplificadas. También se sugiere derivar al paciente a especialistas en MEV o asesores de salud y, si fuera necesario a un psicólogo.


Conexiones sociales

La esencia fundamental del ser humano como especie es estar socialmente conectado.

Las conexiones sociales son una red de relaciones que permiten a las personas experimentar un sentido de pertenencia, ser amado, cuidado, estimado y parte de las obligaciones mutuas. Las conexiones sociales, son Importantes para la salud física, emocional y mental, transforman toda la salud y el bienestar de las personas. Esto fue expresado por el Cirujano General de EE. UU: "¿Qué pasa si hay algo en nuestra vida cotidiana que puede transformar nuestra salud y bienestar integral? Ese algo se llama Conexión Social.” Desafortunadamente, dicen los autores, en un estudio reciente que explora las conexiones humanas entre diversas regiones alrededor del mundo, solo el 39% de los adultos en EE. UU. se sentían conectados con los demás. En EE. UU. esto se asocia con una mirada pospandémica que revela un estado de soledad con tendencias alarmante de casi un 60% de personas que informan sentirse solos. Este sentimiento de soledad se halló en el 44% de las personas mayores y alrededor el 80% de los adultos jóvenes. La compleja interacción entre estos diversos componentes y su efecto sobre la salud y la enfermedad a menudo es subestimada y, aun así, Medicare está gastando un estimado de 6.700 millones de dólares al año en las personas con problemas de conexión social.

Diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares.

Hay pruebas contundentes que apoyan la relación entre las conexiones sociales deficientes y el mayor riesgo de DM2 y ECV. Se estimó que el riesgo de muerte prematura por soledad y aislamiento social era similar al de fumar 15 cigarrillos por día. Específicamente para la DM2, un gran estudio longitudinal noruego, de 20 años, halló que las personas que autoinformaron un puntaje de mayor soledad tenían un puntaje 2 veces mayor de riesgo de desarrollar DM2 que aquellos que no se sentían solos. Por el contrario, una revisión sistemática de 17 estudios, 9 transversales y 8 intervencionistas sobre apoyo social (estudiado en 4 categorías: emocional, lo tangible, informativo y compañerismo) notó que los mayores niveles de apoyo social se asociaron con una mejoría de los resultados clínicos de la DM. Otros 2 estudios mostraron una relación entre el mayor apoyo social y una disminución de la tasa de mortalidad en pacientes con DM2.

Específicamente para los riesgos cardiovascular, para la ECV, los datos son mixtos. En una revisión sistemática y metanálisis de estudios observacionales longitudinales se observó que las malas relaciones sociales se asociaron con un 29% de aumento del riesgo de enfermedad coronaria y un aumento del 32% del riesgo de ACV. Paralelamente, un estudio de cohorte poblacional (n=119.894) de 20 países en 5 continentes, mostró un mayor riesgo de ACV) y ECV con el aislamiento social.

Accidente cerebrovascular o deterioro cognitivo vascular. La evidencia empírica sobre la asociación entre conexiones sociales con el ACV y el DCV son escasos pero emergentes. Se ha demostrado que el aislamiento social y la soledad son un factor de riesgo independiente de la salud cardiovascular y cerebral. En un metaanálisis de estudios observacionales longitudinales se halló que la soledad y el aislamiento social aumentan la incidencia del riesgo de ACV entre las personas en un 32% después de ajustar por sexo, edad y nivel socioeconómico. Tales hallazgos coinciden con varios estudios prospectivos de cohorte, en los que la soledad persistente en la mediana edad y la vejez se asociaron significativamente con una disminución de la función cognitiva, la demencia y la enfermedad de Alzheimer, mientras que la recuperación de la soledad sugirió resiliencia del riesgo de demencia.

Mensaje clave de la Medicina del Estilo de Vida y las conexiones sociales.

Las malas conexiones sociales tienen consecuencias negativas sobre la DM, las ECV, el ACV o la función cognitiva. Esto destaca la importancia de la conexión social (por ej., conectarse con familiares y amigos, y participar en una red de pares o social) como uno de los componentes de la MEV para mejorar los resultados cardiovasculares y neurocognitivos. Se recomienda que durante las visitas clínicas, los prestadores de atención médica promuevan las conexiones sociales como herramienta de promoción de la salud para todos los pacientes.


Uso de sustancias

El consumo de sustancias (por ej., fumar, vapear, drogas ilícitas y consumo de alcohol) se ha convertido en un hecho frecuente en los países desarrollados y en desarrollo, con efectos imponentes, considerables y negativos sobre la DM2 , ECV, ACV o DCV.

El uso de sustancias tiene un efecto negativo sobre la DM2 y se asocia con el inicio temprano de eventos cardiacos y cerebrovasculares. Esto se debe en gran medida al efecto de las sustancias sobre las siguientes: a) metabolismo de la glucosa, b) aumento transitorio de la presión arterial (particularmente con el consumo excesivo de alcohol) y, c) función de las células y las células endoteliales, función arterial-vascular y desequilibrio hormonal. En los adultos jóvenes (>35 años), independientemente del género, haber fumado alguna vez se asoció con mayor prevalencia de DM.

También se halló que el consumo crónico excesivo de alcohol (14 tragos/semana en hombres y 7 tragos/semana en mujeres) aumenta el riesgo de hipertensión, complicaciones de la DM y riesgo de ECV, ACV y DVC. De manera similar, en un estudio poblacional, los jóvenes que utilizaban cannabis tenían mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, específicamente hipertensión, ECV, dislipidemia, DM y obesidad, junto con mayor predilección por el abuso de sustancias (incluidos tabaco, cocaína y alcohol).

Accidente cerebrovascular o deterioro cognitivo vascular. El uso de sustancias cambia la química y los circuitos cerebrales, afectando o alterando múltiples regiones del cerebro (por ej., tronco encefálico, corteza cerebral y sistema límbico). El consumo crónico de alcohol puede aumentar las citocinas, prostaglandinas, activación de los receptores tipo toll, activación de la microglía y óxido nítrico sintetasa inducible, todo lo cual conduce a la neurodegeneración y pérdida neuronal. El efecto negativo del consumo de sustancias en la salud cerebral se observó en un estudio sobre el envejecimiento (Honolulu-Asia Aging Study) que halló que las personas de mediana edad fumadoras tenían mayor riesgo de deterioro cognitivo más tarde en la vida. Asimismo, en un estudio de cohorte retrospectivo a nivel nacional, se descubrió que el trastorno por consumo de alcohol es el FRM más potente para la aparición de demencia en todos, destacando la importancia de los esfuerzos relacionados con la cesación a través de la modificación del estilo de vida. Es importante señalar que debido a la heterogeneidad de la definición de consumo de alcohol, los hallazgos sobre el efecto del su consumo sobre la cognición son inconsistentes.

Mensaje clave de la Medicina del Estilo de Vida y uso de sustancias. El consumo de sustancias, que por sí solo es un FRM, tiene consecuencias negativas sobre DM, ECV, ACV o el DCV. El uso de los conceptos clave de la MEV, como la prevención y la mitigación del estrés y el agotamiento, y el consumo responsable de alcohol o la abstinencia, pueden mejorar considerablemente los resultados cardiovasculares, cerebrovasculares y neurocognitivos. Durante las visitas clínicas, se debe asesorar a todos los pacientes sobre el uso de sustancias, con una actitud informada sobre el trauma y un enfoque sin prejuicios, junto con las derivaciones adecuadas a programas especializados, para apoyar la salud general y prevenir las enfermedades crónicas.

Discusión

La riqueza de la evidencia clínica y de observación informa que el abordaje de los factores del estilo de vida, actividad física regular, en la diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, ictus o deterioro cognitivo vascular, alimentación saludable, buena calidad y cantidad del sueño, conexiones sociales significativas junto con la reducción del estrés y uso de sustancias basados en los 6 pilares de la medicna del estilo de vida (MEV), tienen el potencial de influir y reducir sobre estos factores de riesgo modificables y, a su vez, moderar la carga global de enfermedad (incluyendo pero no limitando la DM, las ECV y ACV o DCV).

La MEV, mediante su enfoque holístico y personalizado, y el enfoque de ir a la raíz de la causa, es también el enfoque más fundamental y prometedor para lograr la equidad en salud junto con la optimización de la salud y el bienestar. Para la implementación efectiva de los 6 pilares de la MEV es importante que los profesionales de la salud consideren las circunstancias únicas y los inextricables aspectos interrelacionados del estilo de vida y los determinantes sociales de la salud (por ej., estado socioeconómico, nivel de educación, acceso a la atención de la salud, vivir en desiertos alimentarios).

Esto es necesario porque recomendar cambios en el estilo de vida (p. ej., patrón de alimentación rica en vegetales y legumbres y, reducción del estrés) sin comprender las circunstancias del individuo (por ej., ingresos y situación laboral), acceso a los recursos necesarios (por ej., comercio de comestibles) y los determinantes sociales que apoyan o impiden los cambios en el estilo de vida  (por ej., constructos culturales, sociales y económicos) plantea el riesgo de perpetuar involuntariamente la disparidad en la salud de las personas y poblaciones estructuralmente marginadas, sin lograr los cambios de comportamiento deseables y el abordaje de los factores de riesgo modificables.

Lograr la equidad en salud está dentro del alcance y la misión de la MEV, a través de la prevención de las enfermedades e innovaciones y esfuerzos, económicamente viables a nivel local, nacional y global, basados en procesos colaborativos, organizados, multinivel y personalizados. Las innovaciones y esfuerzos para abordar la inequidad en salud, a su vez, incluyen pero no se limitan a: a) MEV surgida de la comunidad (MEVC), b) educación de los médicos y proveedores de atención médica para mejorar la equidad en la práctica, c) innovación en la prestación de la atención, d) uso de la investigación participativa basada en la comunidad; y, e) abogar por cambios en las políticas públicas (por ej., acceso a alimentos y salud ambiental).

Medicina del Estilo de Vida comprometida con la comunidad

La MEVC es un marco basado en la evidencia para promover la equidad en la salud a través de las múltiples partes interesadas, múltiples niveles (colaborativo, surgido de la comunidad, enfoques culturalmente receptivos e intersectoriales para las poblaciones estructuralmente marginadas. A través de la MEVC, en asociación con el interés de la comunidad para apoya el desarrollo de productos culturalmente apropiados, adaptados, intervenciones de MEV aceptables y significativas. En conjunto, a través de la MEVC, las asociaciones intersectoriales apoyan la coordinación de servicios y recursos de sectores sociales, ambientales y políticos para promover y sostener la MEV impulsado por la intervención e iniciativas de la comunidad.

Educación de médicos y profesionales sanitarios para mejorar la equidad en salud en la práctica

En la educación médica, el plan de estudios y capacitación en Medicina del Estilo de Vida (MEV) es limitado.

El abordaje de esta limitación en la educación médica y sanitaria contempla mejorar el conocimiento y la comprensión de la MEV de los profesionales sanitarios, particularmente como lo recomiendan la prevención y el tratamiento de primera línea basados en muchas guías sobre enfermedades crónicas. Por ejemplo, el ACLM tiene varios recursos gratuitos para que los profesionales sanitarios mejoren sus conocimientos, habilidades y confianza en la ejecución de intervenciones de MEV. Por otra parte, el ACLM ofrece cursos en línea de educación médica continua además de conferencias presenciales y educación virtual a los profesionales sanitarios interesados en integrar a la MEV en sus respectivas prácticas. Paralelamente a la educación relacionada con la MEV, es fundamental educar a los profesionales sobre la historia y el estado actual de las disparidades en salud entre las poblaciones estructuralmente marginadas, para informar su práctica de MEV de un modo de trauma informado, significativa y personalizado.

Prestación de atención innovadora

La cita médica compartida es un nuevo modelo de atención médica para compensar los desafíos de la atención médica actual. En dicha cita se reúnen muchos pacientes para recibir en forma grupal el tratamiento o las recomendaciones para el manejo de la condición médica crónica común a todos ellos. La aplicación de la MEV a través de un modelo de visita grupal ha demostrado mejorar los resultados clínicos (por ej., presión arterial y control del peso), utilización de recursos, interacción proveedor-paciente, y la autoeficacia, satisfacción y confianza. Por otra parte, las citas médicas compartidas proporcionan apoyo social a las personas que pueden fomentar, motivar y mantener los cambios en el estilo de vida. Las clases de cocina son otro modelo de prestación innovador, en el que las comunidades, clínicas, organizaciones y pacientes pueden aprender sobre alimentos saludables y cómo prepararlos por medio de prácticas, alejándose del aprendizaje pasivo y abstracto.

Uso de la participación comunitaria

Investigación

La investigación participativa comunitaria utiliza la investigación y las prácticas de activismo social a través del compromiso y la colaboración igualitaria de los miembros de la comunidad, personas con experiencia vivida, representantes de la organización e investigadores a lo largo del proceso de investigación. El enfoque de investigación participativa comunitaria está impulsado por 3 conceptos: participación, acción y comunidad, con los objetivos de: 1) producir un cambio social significativo para reducir las disparidades en salud y mejorar la salud y, 2) desarrollar intervenciones de MEV innovadoras, significativas y sostenibles, sobre la base de las circunstancias únicas de la comunidad, necesidades sociales y metas sanitarias.

Abogar por el cambio de las políticas públicas

Es importante aprovechar las ayudas de las políticas públicas a nivel local y nacional para avanzar y apoyar la adopción de la MEV. Las políticas deberían centrarse en a) subsidios gubernamentales para alimentos más saludables; b) apoyar el acceso a los alimentos y servicios de nutrición (abastecimiento adecuado); c) mejorar las condiciones físicas y sociales de barrios y comunidades subdesarrolladas y personas de escasos recursos; d) proveer más opciones de reembolso para actividades de MEV (por ej., gimnasio y parques para actividad física); e) integrar la MEV en la educación médica (por ej., todos los profesionales sanitarios) y, f) integrar los determinantes sociales de salud dentro de las guías y recomendaciones sobre cambios del estilo de vida y comportamiento.

Mensaje final

En resumen, la Medicina del Estilo de Vida tiene el potencial de abordar a la mayoría de los factores de riesgo modificables para diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, enfermedades cerebrovasculares y deterioro cognitivo vascular; favoreciendo la restauración de la salud mediante la modificación de las conductas que contribuyen a la carga mundial de enfermedades. La aceptación de la Medicina del Estilo de Vida requiere un enfoque multifacético y una integración mundial generalizada para lograr un cambio de paradigma, con el fin de prevenir, tratar o revertir las enfermedades crónicas desde sus causas profundas, centrándose en los factores de riesgo modificables y alcanzando la equidad en salud. Esta especialidad, como promotora de la salud y disciplina basada en la evidencia, ha llegado para empoderar a los formuladores de políticas y las partes interesadas, para trabajar activamente con los profesionales sanitarios y las comunidades sobre el desarrollo económicamente sostenible, personalizado y con modelos de atención médica innovadores, para lograr la equidad en salud.


*Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti