¿Contribuyen a las diferencias en la enfermedad mental?

Diferencias en la interocepción entre hombres y mujeres

¿La interocepción atípica después del cambio físico contribuye a las diferencias de sexo en la enfermedad mental?

Resumen

Las diferencias de sexo en la prevalencia y presentación de enfermedades mentales están bien documentadas. Las mujeres tienen más probabilidades de experimentar trastornos comunes de salud mental (por ejemplo, ansiedad y depresión), y cuando experimentan estas afecciones, a menudo se presentan de manera diferente a los hombres (por ejemplo, las mujeres tienen más probabilidades de informar quejas somáticas).

Los períodos de cambio físico y hormonal (por ejemplo, adolescencia, embarazo y menopausia) son períodos de riesgo particulares para el desarrollo de enfermedades mentales en las mujeres.

En este artículo, avanzamos la propuesta de que la interocepción (la percepción del estado interno del cuerpo) es un mecanismo que podría explicar las diferencias de sexo en la vulnerabilidad a las enfermedades mentales.

Argumentamos que las diferencias de sexo conocidas en la interocepción, según las cuales las mujeres, en comparación con los hombres, informan una mayor atención a las señales internas junto con una peor precisión interoceptiva, pueden resultar de la mayor cantidad de cambios físicos y hormonales que las mujeres experimentan a lo largo del desarrollo.

Dados los vínculos entre la interocepción y la salud mental, proponemos que las diferencias de sexo en la interocepción pueden explicar en parte las diferencias de sexo en la prevalencia y la presentación de ciertas enfermedades mentales.

Un mayor escrutinio de esta propuesta puede ayudarnos a comprender las diferencias sexuales en las enfermedades mentales con implicaciones para la evaluación, la intervención temprana y el desarrollo de nuevos enfoques de tratamiento.

Si la teoría de que el cambio físico interrumpe la interocepción es correcta, se deduce que la interocepción interrumpida podría contribuir a la enfermedad mental durante y más allá de los períodos de cambio físico. Esto podría explicar en parte por qué las enfermedades mentales a menudo se manifiestan durante los períodos de cambio físico (Altemus et al., 2014) y por qué las mujeres, que experimentan más cambios físicos que los hombres, tienen más probabilidades de experimentar enfermedades mentales (Whiteford et al., 2015).

Durante el período de cambio físico, la percepción y la predicción interrumpidas de las señales interoceptivas pueden contribuir a síntomas psiquiátricos específicos, temporales (por ejemplo, inestabilidad emocional), irregularidades cognitivas y enfermedades mentales episódicas (por ejemplo, depresión posparto).

Sin embargo, el impacto de la interocepción atípica en la salud mental puede persistir más allá del período de cambio físico. Se cree que el desarrollo interoceptivo típico depende de la capacidad de aprender y contextualizar las asociaciones entre las señales interoceptivas sobresalientes y las señales externas (Quattrocki y Friston, 2014).

Por ejemplo, se ha sugerido que los bebés pueden aprender a asociar la cara de sus cuidadores con sentimientos interoceptivos de calidez y saciedad que a su vez pueden generar un comportamiento de apego y atención social (Quattrocki y Friston, 2014).

Hemos propuesto que las transiciones físicas y hormonales importantes pueden representar períodos de riesgo para el desarrollo de interocepción atípica que a su vez puede aumentar el riesgo de enfermedad mental.

Sugerimos que los diferentes patrones de procesamiento interoceptivo observados en las mujeres, en comparación con los hombres, pueden ser el resultado de la mayor cantidad de cambio físico experimentado por las mujeres en todo el desarrollo.

Dados los vínculos entre la interocepción y la salud mental, argumentamos que las diferencias de sexo en la interocepción pueden explicar en parte las diferencias de sexo en la prevalencia y la presentación de ciertas enfermedades mentales.

Un mayor escrutinio del impacto del cambio físico y hormonal en la interocepción, y posteriormente en la salud mental, arrojaría conocimiento acerca de cómo las diferencias individuales en la interocepción surgen a lo largo del desarrollo y pueden contribuir a nuestra comprensión de las diferencias sexuales en las enfermedades mentales.