Resultados negativos

Inyecciones de esteroides en las rodillas artríticas

Detectan una pérdida notable de cartílago en pacientes inyectados a lo largo de dos años

Fuente: MedlinePlus

Las inyecciones de esteroides son un tratamiento común para las rodillas artríticas. Pero un nuevo estudio señala que su uso a largo plazo es inefectiva, y que podría incluso reducir el cartílago.

Los pacientes con osteoartritis de la rodilla que recibieron inyecciones de esteroides cada tres meses durante dos años no sintieron menos dolor que los que recibieron un tratamiento placebo. Y tuvieron una mayor pérdida de cartílago, el tejido elástico que funciona como cojín entre los huesos de las articulaciones, encontraron los investigadores.

"Esta investigación cambiará la forma en que hablo con los pacientes", afirmó el Dr. Seth Leopold, profesor de ortopedia y medicina del deporte en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

"Diré a mis pacientes que la mejor información con la que ahora contamos sugiere que esas inyecciones quizá no ayudan, y que un uso extendido podría reducir el cartílago", dijo Leopold, que no participó en el estudio.

"Solo debemos intentarlo con alguien que no tenga alternativas, y solo deberíamos administrarlas a alguien cuya rodilla ya sea artrítica", planteó.

La osteoartritis es la forma de la enfermedad articular de desgaste, caracterizada por el dolor, la inflamación y la rigidez. La artritis de rodilla es una importante causa de discapacidad, y afecta a más de 9 millones de estadounidenses, según las notas de respaldo del estudio.

Las inyecciones de esteroides en la articulación de la rodilla se administran comúnmente como tratamiento a corto plazo para las exacerbaciones del dolor, y pueden ser útiles con ese fin, dijo el autor líder del estudio, el Dr. Timothy McAlindon, jefe de reumatología en el Centro Médico de Tufts, en Boston.

Pero su efectividad al administrarse de forma regular durante meses o años ha sido tema de debate por más de una década. "La tendencia es que los estudios digan que el tratamiento no hacía tanto como pensábamos para reducir el dolor", comentó Leopold.

En el nuevo estudio, los investigadores siguieron a 140 pacientes de a partir de 45 años de edad que tenían rodillas artríticas con inflamación de la membrana sinovial, una delgada membrana que recubre a la articulación. Los pacientes se asignaron al azar para recibir inyecciones con un esteroide (triamcinolona intraarticular) o solución salina.

Las inyecciones se administraron cada 12 semanas entre 2013 y 2015. Los pacientes también se sometieron a IRM y respondieron a cuestionarios sobre su dolor.

Al final del estudio, los niveles de dolor no difirieron de forma significativa entre ambos grupos, según el estudio.

"No tuvo un efecto en el dolor a largo plazo, y no redujo el avance de la enfermedad", dijo McAlindon.

Pero los pacientes en el grupo de inyecciones perdieron significativamente más grosor en el cartílago que los del grupo de la solución salina.

Sin embargo, Leopold cree que el adelgazamiento del cartílago es menos importante en los pacientes mayores cuyas rodillas ya tienen una artritis grave. Para ellos "probablemente no importe", dijo.

Los investigadores anotaron que el estudio tuvo limitaciones. No midió el alivio del dolor durante el primer mes tras una inyección, cuando los pacientes con frecuencia obtienen un alivio. Los pacientes también pudieron seguir tomando medicamentos, como analgésicos sin receta, lo que podría haber afectado a los síntomas.

¿Qué debe hacer una persona que tenga una rodilla mala? Leopold dijo que las opciones para los que desean retrasar la cirugía de reemplazo de rodilla todo lo posible son limitadas.

El nuevo estudio "debe hacernos más cautos en el uso de esas inyecciones en personas cuyas rodillas aún no tienen una artritis grave, porque podían producirse daños a largo plazo", apuntó Leopold.

Pero en otros pacientes, dijo, el riesgo de daño parece ser bajo... al igual que las probabilidades de beneficios.

Los investigadores reportaron sus hallazgos en la edición del 16 de mayo de la revista Journal of the American Medical Association.


FUENTES: Timothy McAlindon, M.D., MPH, chief, division of rheumatology, Tufts Medical Center, Boston; Seth Leopold, M.D., professor, department of orthopedics and sports medicine, University of Washington School of Medicine, Seattle; May 16, 2017, Journal of the American Medical Association