Introducción
Las personas con enfermedades mentales graves, como esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor, tienen una tasa de mortalidad 2 o 3 veces superior a la de la población general, en gran medida por la presencia de comorbilidades, con predominio de enfermedades cardiovasculares. El tratamiento antipsicótico, un estilo de vida poco saludable y un menor acceso a la atención en salud son factores de predisposición.
Con la intención de mejorar la detección de poblaciones de alto riesgo cardiovascular se elaboró el concepto de síndrome metabólico, definido por la presencia de obesidad central, presión arterial elevada, menor concentración de colesterol asociado con lipoproteínas de alta densidad (HDL), alto nivel de triglicéridos e hiperglucemia.
Los metanálisis a gran escala en la población con enfermedades mentales graves son muy importantes, ya que permiten la investigación de los factores de riesgo por medio de un gran número de estudios y participantes. El agrupamiento de datos en las principales categorías de diagnóstico permite la investigación del efecto de las variables demográficas (edad, duración de la enfermedad, el sexo, región geográfica) y tratamientos (en particular, los agentes estabilizadores del ánimo y los antipsicóticos, así como la polifarmacoterapia frente a la monoterapia).
Se realizó una revisión sistemática y metanálisis para evaluar la prevalencia de síndrome metabólico y sus componentes en personas con esquizofrenia y trastornos psicóticos relacionados, trastorno bipolar y depresión mayor. Se seleccionaron estudios que compararon poblaciones con los diferentes trastornos y se tuvo en cuenta las variables demográficas y el uso de fármacos. Como objetivo secundario se comparó la prevalencia de síndrome metabólico en personas con cualquiera de los trastornos seleccionados con respecto a la población general.
Métodos
Fueron incluidos estudios de observación, en pacientes adultos, con diagnóstico de esquizofrenia o trastornos asociados, trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor de acuerdo con la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) o la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) y diagnóstico de síndrome metabólico según el Adult Treatment Panel III (ATP-III), su versión actualizada (ATP-III-A), la International Diabetes Assosiation, y los estándares de la Organización Mundial de la Salud.
Se buscaron artículos en las bases de datos electrónicas Medline, Embase, CINAHL y PsychARTICLES publicados hasta enero de 2015. La revisión sistemática se realizó según criterios MOOSE (Meta-analysis Of Observational Studies in Epidemiology) y PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses).
Se agruparon los datos de los estudios individuales con el método de las proporciones de DerSimonian- Laird con StatsDirect. Debido a la heterogeneidad esperada, se utilizó el modelo de efectos aleatorios en el metanálisis. Se calculó el riesgo relativo (RR) para investigar la prevalencia de síndrome metabólico y sus componentes dentro y entre los subgrupos con enfermedades mentales graves, este último sólo en aquellos estudios que compararan directamente los subgrupos de diagnóstico.
La heterogeneidad se midió con la estadística Q, lo que arrojó un valor de p de Chi al cuadrado, con p <0,05 como indicador de heterogeneidad significativa de los resultados combinados. Con el fin de aumentar la homogeneidad de las muestras comparadas también se llevó a cabo un análisis de sensibilidad, lo que restringió la muestra a estudios basados en grandes poblaciones.
Resultados
La búsqueda realizada aportó 429 publicaciones, de las cuales 198 cumplieron los criterios de inclusión del metanálisis. La muestra final se compuso por 52 678 personas con diagnóstico de alguna enfermedad mental grave. Los tamaños de las muestras incluidas variaron entre los 14 y 3568 participantes, con un tamaño medio de muestra de 264.
La edad promedio fue de 41.3 años (rango entre 22.2-73.2 años), y la media de duración de la enfermedad fue de 12.4 años. Cincuenta y siete estudios informaron sobre los hábitos tabáquicos de los pacientes, y la mitad de los participantes incluidos fumaban. El índice de masa corporal media de la población era de 27.3.
La prevalencia de síndrome metabólico en la población con enfermedades mentales graves fue de 32.6%. Los metanálisis de riesgo relativo señalaron que no existen diferencias significativas en la prevalencia de síndrome metabólico entre las personas con esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno depresivo mayor.
La edad avanzada y el índice de masa corporal fueron los factores demográficos más determinantes de riesgo para esta población.
Los pacientes tratados con antipsicóticos tuvieron un riesgo significativamente mayor de presentar síndrome metabólico respecto de las personas que nunca habían recibido antipsicóticos. El riesgo fue mayor para los pacientes tratados con olanzapina y clozapina frente a aquellos que recibieron otros antipsicóticos. El riesgo fue menor en los pacientes en tratamiento con aripiprazol.
En comparación con la población general, las personas con enfermedades mentales graves tuvieron riesgo más elevado de síndrome metabólico y sus componentes, a excepción de la hipertensión, que sólo mostró una tendencia estadística.
Discusión
En los artículos analizados, aproximadamente un tercio de la población con enfermedades mentales graves tenía síndrome metabólico, con un riesgo relativo 1.58 vez más alto que en la población general. |
La prevalencia también fue más elevada para cada uno de los subgrupos (pacientes con esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno depresivo) cuando se compararon por separado con la población general, mientras que entre éstos no hubo diferencias significativas.
Los autores destacan el hallazgo de diferencias importantes entre los distintos fármacos antipsicóticos (olanzapina, clozapina, aripiprazol), lo que permitiría identificar los pacientes que requerirán un seguimiento más intensivo.
Según señalan los investigadores, si se consideran los resultados del presente metanálisis, los efectos a largo plazo de los hábitos poco saludables y tratamiento psiquiátrico parecen aumentar el riesgo de síndrome metabólico en las personas con enfermedades mentales graves, y no su diagnóstico por sí solo.
Por lo tanto, la detección temprana de los factores de riesgo (factores relacionados con el estilo de vida y la elección del tratamiento antipsicótico) y su modificación deben ser prioritarias en el tratamiento multidisciplinario de los pacientes con estas enfermedades.
Los autores reconocen que a pesar de que éste fue el metanálisis más extenso y minucioso hecho hasta el momento sobre síndrome metabólico en personas con enfermedades mentales graves, tuvieron muchas limitaciones concernientes a la información principal: la heterogeneidad metodológica de los estudios, su diseño transversal, la falta de información sobre el uso concomitante o previo de antidepresivos o estabilizadores del estado de ánimo y el posible sesgo en las publicaciones.
Conclusión
Los antipsicóticos son cada vez más utilizados en el tratamiento del trastorno bipolar y la depresión mayor, por lo que la investigación de los mecanismos subyacentes a la aparición de alteraciones metabólicas luego de iniciado el tratamiento farmacológico es sumamente necesaria.
Los estudios futuros deben evaluar si los diferentes subtipos de depresión (melancólica, atípica) y de trastorno bipolar (tipo 1 o 2, con episodios mixtos, ciclotímico) o los distintos antidepresivos o estabilizadores del estado de ánimo afectan significativamente el riesgo de síndrome metabólico.
La información reciente sugiere que el síndrome metabólico y las enfermedades mentales graves comparten ciertas características, como la desregulación del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal y disfunción mitocondrial, la inflamación neurológica, las relaciones genéticas y las interacciones epigenéticas. |
En próximas investigaciones se deben evaluar exhaustivamente los factores de riesgo para el síndrome metabólico y valorar la optimización de la monitorización y las intervenciones necesarias. También, es necesario el seguimiento de los pacientes para registrar de manera adecuada las consecuencias a largo plazo, como la diabetes, el síndrome coronario agudo, los costos médicos y la mortalidad prematura.
Sociedad Iberoamericana de Información Científica SIIC