La llamada dieta paleo podría ayudar a las mujeres mayores a perder peso, mejorar su perfil de colesterol y reducir el riesgo futuro de diabetes y enfermedad cardiaca, encontró un nuevo estudio.
Las mujeres experimentaron esos beneficios al cumplir las directrices de la dieta paleo, aunque no estaban obligadas a restringir su ingesta de calorías, apuntaron los investigadores.
Los resultados del estudio indican que la dieta paleo podría ser un medio efectivo para batallar la epidemia de obesidad, apuntó la autora líder del estudio, Caroline Blomquist, estudiante doctoral de la Universidad de Umea, en Suecia.
Los hallazgos fueron presentados el domingo en la reunión anual de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), en Boston. Los datos y las conclusiones deben ser considerados preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
"Los trastornos relacionados con la obesidad han alcanzado proporciones pandémicas con un precio económico significativo a escala global", señaló Blomquist en una declaración preparada. "Encontrar métodos para mejorar el equilibrio metabólico es de interés vital".
Una dieta paleo requiere que las personas coman alimentos similares a los que estaban disponibles para los humanos durante el periodo del Paleolítico, que ocurrió hace entre 10,000 y 2.5 millones de años, según la Clínica Mayo. Por lo general, la dieta incluye alimentos que podían obtenerse mediante la caza y la recolección, como carnes magras, pescado, frutas, verduras, frutos secos y semillas, y limita alimentos que se hicieron más comunes con la llegada de la agricultura, como los lácteos, los granos y las legumbres.
En este estudio, Blomquist y sus colaboradores hicieron que 35 mujeres postmenopáusicas que eran obesas pero tenían niveles normales de azúcar en sangre siguieran una dieta paleo durante dos años.
El grupo buscó consumir un 30 por ciento de su ingesta energética diaria a partir de la proteína, un 30 por ciento a partir de los carbohidratos, y un 40 por ciento de grasas compuestas principalmente por grasas insaturadas "buenas".
La dieta usada en el estudio incluía carne magra, pescado, huevos, verduras, frutas, frutos secos y bayas, con aceites de colza y de oliva, y aguacate, como fuentes adicionales de grasa. Excluía los lácteos, los cereales, la sal añadida y las grasas refinadas y el azúcar.
Una experta independiente anotó que la dieta del estudio se modificó, de forma que varió ligeramente de una dieta paleo estricta.
"No estoy segura si diría que esta dieta es paleo", dijo la Dra. Caroline Apovian, directora del Centro de Gestión de la Nutrición y el Peso del Centro Médico de Boston. "Es más como una mezcla entre la dieta paleo y la mediterránea".
Se pidió a un "grupo control" de 35 mujeres postmenopáusicas que siguieran una dieta baja en grasa que consistía en un 30 por ciento de proteína, un 30 por ciento de grasa y un 55 por ciento de carbohidratos.
Tras dos años, las mujeres que seguían la dieta paleo reportaron que habían reducido su ingesta de grasas saturadas "malas" en un 19 por ciento, al mismo tiempo que aumentaron su ingesta de grasas monoinsaturadas en un 47 por ciento y su ingesta de grasas poliinsaturadas en un 71 por ciento. En comparación, las mujeres del grupo bajo en grasas no reportaron cambios significativos en su ingesta de grasas.
Unos ácidos grasos específicos asociados con la resistencia a la insulina fueron significativamente más bajos en las mujeres que consumían alimentos tipo paleo que en las que estaban en la dieta prudente de control.
Pero ambas dietas resultaron en una pérdida de peso similar y significativa, apuntaron los investigadores.
Apovian dijo que tiene sentido que la dieta paleo podría ofrecer ciertos beneficios para la salud.
"Básicamente se eliminan todos los carbohidratos procesados y simples, que sabemos que es una de las exacerbaciones o causas del sobrepeso, la obesidad y la resistencia a la insulina", apuntó Apovian.
Pero la dieta podría causar algunas deficiencias en nutrientes esenciales, advirtió la nutricionista Connie Diekman, directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington, en St. Louis, y ex presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics).
Eliminar todos los lácteos podría poner en riesgo el consumo de calcio, vitamina D y potasio, mientras que reducir las legumbres y los granos integrales podría provocar deficiencias en la fibra, el manganeso, el magnesio y el selenio, apuntó Diekman.
"Evitar las habichuelas y los granos también hace que satisfacer las necesidades nutricionales sea más difícil", dijo. "La belleza de incluir todos los grupos de alimentos es que, cuando se consumen en proporciones adecuadas, podemos satisfacer las necesidades nutricionales con mayor facilidad. Cuando se prescinde de un grupo de alimentos, el equilibrio de nutrientes puede verse afectado".
También puede resultar difícil para una persona seguir una dieta de estilo de vida, como la paleo, añadió Diekman.
"El mejor consejo que daría es encontrar un plan de alimentación que haga dos cosas: que incluya alimentos de los que disfruta y que cumpla las necesidades nutricionales, y entonces averiguar cuáles son las porciones adecuadas", planteó.
Apovian también anotó que otra desventaja de la dieta paleo es que se enfoca en alimentos que no están disponibles para los estadounidenses que más necesitan la dieta.
"El estadounidense promedio y las clases socioeconómicas más bajas que sufren más de enfermedades y de obesidad no pueden hacer esto. Es financieramente imposible", lamentó Apovian. "Las personas con bajos ingresos que tienen que comer de esta forma no pueden hacerlo. Ese es el problema en este país".
FUENTES: Caroline Apovian, M.D., director, Nutrition and Weight Management Center, Boston Medical Center; Connie Diekman, M.Ed., RD, director, university nutrition, Washington University in St. Louis, and former president, Academy of Nutrition and Dietetics; April 3, 2016, presentation, Endocrine Society annual meeting