La simple probabilidad de identificar neuronas espejo en el cerebro humano, como las que ya han sido bien estudiadas en macacos, abre un abanico de interesantes preguntas que tiene una relevancia fundamental para la ciencia básica. Los invito a que pensemos en los niveles de organización de los seres vivos para pensar cómo podemos relacionar este sistema de neuronas espejo con los mecanismos fisiológicos que hoy conocemos.
Si empezamos en el nivel celular, podemos plantear una gran variedad de preguntas para intentar dilucidar la naturaleza fisiológica de neuronas que se activan en respuesta a un comportamiento ejecutado por un tercero es fascinante. Por ejemplo, ¿cuáles son las bases neurofisiológicas que modifican el flujo iónico a nivel de la membrana para generar dichas respuestas celulares?, ¿qué estímulo genera dichos cambios? , y más interesante aún, ¿podemos inducir (y predecir) patrones de respuesta en base a estímulos conocidos?
Luego nos movemos a nivel del tejido. Como recordarán de alguna clase de histología, el tejido nervioso central presenta una compleja organización en columnas y capas, la cual nos provee un sustrato único para explorar y analizar la forma en que un sistema de neuronas más “novedosas” desde el punto de vista evolutivo logra organizarse como un conjunto ordenado de células con una misma función. Este punto no es menor, ya que puede generar, incluso, una nueva herramienta para comprender la filogenia y evolución de las especies.
Si luego nos movemos hacia el nivel del “órgano”, y tomamos el encéfalo como tal, cabe preguntarnos cómo es que estas neuronas espejo se integran en sistemas motores y sensoriales para generar sus funciones, y modular sus respuestas.
Y preguntas de este calibre pueden extenderse incluso a un nivel más complejo, el de los sistemas integrados, intentando explicar cómo es que el sistema nervioso central alberga vías de conexión tan complejas, que nos permitirían activar neuronas en respuesta a estímulos que nos afectan directamente-personalmente.
Todas estas preguntas son de una relevancia indiscutible. Pero, un sistema de neuronas espejo como el que se plantea hoy en día tiene implicancias que exceden la comprensión fisiológica, histológica, y anatómica “básica”. Existen un campo que se nutrirá tanto o más del descubrimiento y descripción de este sistema: las ciencias cognitivas.
De por sí, concebir un sistema en el cual neuronas propias se activan en respuesta a estímulos “no-propios” generará un debate interesantísimo sobre la naturaleza de lo consciente y lo inconsciente. Pero más fructífero aún, por su relevancia clínica, será el aporte que la investigación en este campo haga a la función (y disfunción) de procesos cognitivos básicos para el ser humano como un animal social. Los estudios emergentes en el campo de neuronas espejos y cognición ya han demostrado resultados fascinantes y es probable que todos aquellos procesos que son necesarios para convivir en sociedad tengan un aporte de la actividad de las neuronas espejo. Por ejemplo, un dominio cognitivo tan afianzado como el lenguaje seguramente esté modulado, en cierta medida, por sistemas de neuronas espejo que nos permitan comprender gestos o bien aprender por copia.
Estas redes espejo también han de ser esenciales, como lo han demostrado varios estudios en la última década, para funciones cognitivas superiores relacionadas a la comprensión de los sentimientos y emociones del otro (procesos como teoría de la mente, que nos permiten inferir sensaciones e intenciones de un tercero), o bien, procesos como la empatía, necesaria para poder comprender el estado emocional de otra persona, una cualidad esencial para una interacción social saludable. Y recalco esta última palabra, puesto que muchos autores han puesto su ojo en los déficits en la capacidad empática para poder explicar algunas formas de autismo.
Es muy probable que, con el avance de nuestro entendimiento sobre los sistemas de neuronas espejo en humanos, comenzaremos a apelar a modelos patoneurofisiológicos para entender dichas alteraciones. Y aquí yace la belleza de este sistema: el minucioso análisis que surja de las ciencias básicas permitirá comprender modelos patológicos caracterizados por alteraciones en el funcionamiento cognitivo. Por ello, el sistema de neuronas espejo en humanos tiene todo el potencial para convertirse en una de las joyas de la investigación en neurociencias cognitivas, un campo en el cual, cuanto más interdisciplinario es el abordaje, más fructíferos son los resultados, y más preguntas se generan.
*IntraMed agradece al biólogo e investigdor Ezequiel Gleichgerrcht la generosidad de compartir sus reflexiones con nuestros lectores.