Las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Robert Wood Johnson Medical School (Estados Unidos) y publicado en el último número de la revista Archives of Neurology (2009;66:870-875), han venido a constatar, una vez más, la evidente relación existente entre la exposición a los pesticidas y la enfermedad de Parkinson, señalando sobre todo a una sustancia química especialmente peligrosa: el beta-hexaclorociclohexano (beta-HCH)
Los autores, dirigidos por el Dr. Jason R. Richardson, hallaron que los pacientes con enfermedad de Parkinson eran más propensos a tener niveles detectables de beta-HCH en sangre, y también más altos en promedio, que las personas sanas o con enfermedad de Alzheimer.
La primera evidencia que sugirió la existencia de la asociación entre los pesticidas y la enfermedad de Parkinson se publicó en la década de 1990. Sin embargo, como recuerda el Dr. Richardson, “el nuevo estudio es el primero que apunta a una sustancia en especial: el beta-HCH, perteneciente a una clase de pesticidas llamados organoclorados, prohibidos en Estados Unidos en los años setenta pero que duran décadas en el ambiente y en el organismo humano”.
Los investigadores analizaron los niveles de 16 de esos pesticidas en muestras sanguíneas de 50 personas con Parkinson, 43 personas saludables y 20 pacientes con Alzheimer. Casi el 75% de los pacientes con Parkinson tenían niveles detectables de beta-HCH en sangre, a diferencia del 40% del grupo de control y del 30% de la cohorte con Alzheimer.
Las personas con Parkinson tenían también un nivel en sangre del pesticida significativamente más alto que las personas sanas o con Alzheimer. Cuando el equipo dividió a los participantes en cuatro grupos, según los niveles de beta-HCH en sangre, en el cuarto superior sólo había pacientes con Parkinson.
Más que genética
Si bien la genética influye en el riesgo que tiene una persona de desarrollar la enfermedad de Parkinson, los genes conocidos explican apenas el 10% de los casos de la enfermedad, lo que para el Dr. Richardson sugiere que habría algún tipo de factores ambientales involucrados.
Así, un estudio reciente halló una relación “pequeña, pero significativa” entre los niveles de beta-HCH y el Parkinson en residentes de las Islas Feroe que estarían expuestos diariamente a niveles altos de pesticidas organoclorados a través de la alimentación con grasa de ballena y pescado.
Para los autores, estos resultados sugieren que analizar los niveles de beta-HCH sería una forma de identificar a las personas con alto riesgo de desarrollar Parkinson, población que entonces podría ser tratada con fármacos para proteger las células cerebrales.
"Archives of Neurology"
Constatada la relación entre pesticidas y Parkinson
Un estudio muestra que los pacientes con Parkinson tienen mayores niveles de pesticidas en sangre, especialmente beta-hexaclorociclohexano.